La Influencia de China comunista en América Latina
May 18, 2020
El Nuevo Herald
Op-Ed: Sen. Rick Scott
May 18, 2020
Sabemos que la China Comunista es responsable de la pandemia global que ha devastado la economía mundial y matado a cientos de miles. Sabemos que la China Comunista está robando nuestra tecnología y propiedad intelectual. Y sabemos que están incrementando sus fuerzas armadas en un esfuerzo por lograr el dominio mundial. Pero lo que tal vez muchos no saben es hasta qué punto la búsqueda de dominio de la China Comunista está teniendo éxito, aquí mismo, en nuestro hemisferio.
Durante años, la China Comunista ha expandido silenciosamente su presencia en América Latina, y en la última década, China ha forjado alianzas estratégicas para consolidar su influencia política y financiera en nuestro hemisferio.
En 2017 el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, decidió establecer a la China Comunista como un aliado, creando un ambiente amigable para inversiones de China en Panamá. Desde entonces, se han firmado más de 30 acuerdos bilaterales entre los países y billones de dólares de “compañías chinas” se han vertido en Panamá. Lo más alarmante es el creciente interés de China Comunista en el Canal de Panamá, la ruta más importante para el comercio mundial entre los dos océanos de nuestro hemisferio.
Visité Panamá el año pasado y lo vi de primera mano. Una vez un símbolo de relaciones entre América Latina y Estados Unidos, “compañías chinas” han tomado el control de muchos aspectos de la gestión y operación del canal, incluido el diseño para embarcaciones en distintos puntos del canal. Más que aumentar su presencia y control sobre esta ruta comercial crucial, su presencia y control del canal le otorga a China (un país conocido por robar tecnología e información personal) acceso a datos y rutas vitales para el comercio entre Estados Unidos y América Latina.
En Argentina, la alianza estratégica de cinco años firmada por el ex presidente Mauricio Macri y el presidente Xi Jinping en la Cumbre del G20 del 2018 en Buenos Aires es igualmente alarmante. China Comunista ha estado en negociaciones con Argentina para financiar más del 85% de una nueva central nuclear en el país. La Corporación Nuclear Nacional China, una entidad estatal de China, está construyendo Atucha III que será solo la tercera planta nuclear en América Latina. Se plantea la pregunta: ¿por qué está sucediendo esto?
China Comunista sabe que sus inversiones financieras les dan control. Y con este control, pueden comenzar a implementar su plan de dominio mundial.
No se trata solo de dinero. China es un país comunista conocido por las violaciones de los derechos humanos y la persecución política y religiosa. En 2019, el mundo observó como miles de ciudadanos en Hong Kong fueron encarcelados simplemente por defender su libertad y autonomía. Desde 2014, China ha perseguido a los musulmanes uigures que viven en la región y ahora más de 1 millón de uigures enfrentan torturas en campos de internamiento diseñados para borrar su identidad cultural.
Desde el brote del coronavirus, China ha liderado una campaña contra la libertad de prensa en un intento para encubrir su responsabilidad en este brote global. Desde febrero, han expulsado a casi todos los reporteros estadounidenses que trabajan en China, incluidos muchos de los principales medios de comunicación estadounidenses, como Wall Street Journal, New York Times, Washington Post, Time y Voice of America.
Tiene sentido que el presidente Xi y la China Comunista hayan encontrado aliados y amigos en las dictaduras más despreciables y opresivas de América Latina: Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y Raúl Castro en Cuba. China se ha convertido en un importante aliado de Maduro, brindando apoyo financiero y político al régimen.
En septiembre de 2018, Maduro viajó a la China Comunista para consolidar su alianza al firmar más de 20 acuerdos bilaterales entre las dos naciones. China le ha proporcionado al régimen la tecnología necesaria para implementar una “Tarjeta de Identidad Nacional” para rastrear el uso de las redes sociales de sus ciudadanos y el acceso al suministros de alimentos. También debe tenerse en cuenta que China ha invertido $6,000 millones en Venezuela y le ha prestado más de $60,000 millones en las últimas dos décadas, manteniendo a dictadores despiadados como Maduro en el poder y subrayando el peligro que representan para los países amantes de la libertad en nuestra región.
Esto no puede continuar. La pandemia del COVID-19 es un llamado para nuestra nación y el mundo. No podemos seguir ignorando la creciente influencia de China en todo el mundo. Hemos recibido suficientes advertencias.
Necesitamos abrir nuestros ojos. No podemos depender tanto de un país en el que no confiamos para proporcionar suministros, medicamentos y equipo de protección personal. No podemos permitir que un país en el que no confiamos apoye dictaduras, tenga control de nuestras rutas comerciales y construya plantas de energía nuclear en nuestro hemisferio.
Es hora de darse cuenta de que la China Comunista no es nuestro amigo o incluso un competidor. China es un adversario y si no ponemos fin a su agresión en todo el mundo, China tendrá éxito en sus esfuerzos.
Rick Scott es el senador federal (republicano) de Florida. Fue gobernador del estado del 2011 al 2019.